viernes, 13 de abril de 2012

Diario de un viajero en el tiempo (II): Alemañolización

(pinchen aquí para leer la primera parte de este cronodiario)


Cronodiario. Lunes, 4 de abril de 2113

19:30 - Apenas me apeo del dispositivo de traslación temporal en Alemania, la misión adquiere un cariz totalmente distinto: a mi alrededor, encuentro un paisaje digno de la más anticipadora de todas las novelas de ciencia ficción ambientadas en el futuro: aeronaves, gigantescos rascacielos y cúpulas, y dispositivos mecánicos cuya función me resulta totalmente ignota. Además, según avanzo con la boca abierta, constato que en este futuro - y a diferencia de muchas novelas distópicas, profusas en atmósferas lúgubres y agobiantes - se ha tomado conciencia de la importancia de preservar el medio ambiente, pues la más alta tecnología convive con un espacio libre de gases, zonas verdes con la flora y fauna autóctonas intactas. Sigo boquiabierto y no puedo dejar de mirar las gigantescas maravillas que se alzan hacia el cielo a mi alrededor.


19:45 - Recuperado del batacazo sufrido contra un extraño y moderno artilugio regulador del tráfico, decido cerrar la boca, abrir los ojos y ceñirme al registro escrupuloso de todo cuanto veo a mi alrededor, de manera científica, objetiva y concisa (ver ANEXO N). Desconcertado por las increíbles diferencias entre este país y su contrapartida español, miro una y otra vez el cronoindicador: efectivamente, sigo en 2113. Con el fin de realizar un examen lo más fidedigno posible, me ciño al método científico y continúo mi experimento observando el aspecto antropológico de esta sociedad. Me dirijo, obviamente, a una taberna.

20:00 – Guiado por un agradable olor que me recuerda fuertemente a las paellas de mi abuela, entro en un local acogedor. No me sorprende demasiado comprobar que todos los allí sentados son morenos, ruidosos y me reciben con grandes alaridos al escuchar que procedo de España. Me invitan a sentarme y piden al camarero una "Kartoffeltortillen". En mi mente, las piezas comienzan a encajar; acepto su invitación a tomar "unas Cerveciten", imaginando que en esta ocasión se tratará simplemente de lo que en mis tiempos se llamaba "unas cañitas".

23:50 - Mientras salgo de la discoteca para tomar un poco de aire fresco, aprovecho para registrar los últimos acontecimientos del día, sentado tranquilamente en un bordillo mientras un droide de limpieza me sortea hábilmente.

dd-walle27__ph4_0498697523

Efectivamente, mis hipótesis se confirmaron bien pronto: todos los interlocutores en la taberna eran descendientes de españoles, que emigraron a Alemania primero de manera paulatina, acelerada en los años siguientes. La mayor parte, personas de formación científico-técnica que no encontraron en España salida para sus habilidades, especialmente tras las últimas y drásticas medidas de reducción de inversión en I+D iniciadas durante la crisis de las primera décadas del siglo; dado que tales medidas favorecieron sectores como el turismo o los deportes, y unido al éxodo de alemanes y otros europeos más favorecidos económicamente que acudían a este nuevo paraíso de sol y ocio, no existía más salida para investigadores, académicos ni empresarios interesados en el desarrollo de tecnologías de vanguardia que emigrar a países donde estos intereses estuviesen a la orden del día. Según me desgranaban estas terribles cadenas de eventos, mis semi-compatriotas futuros me invitaban a tomar más cañitas y a picar unos cuantos Pintxen para ver si me animaba un poco, tal era mi estupefacción y desasosiego. Pero el talento patrio no fue la única exportación de aquellos días pretéritos, sino que vino acompañado de la sana juerga y trasnoche tan típicos de la zona mediterránea. Entre esta conclusión y la llegada a la discoteca, no recuerdo nada con demasiada claridad.

Pero algo no encajaba en todo este esquema, y no podía sacarme de la cabeza qué podría ser. Mientras me alejaba de la discoteca intentando aclarar mis ideas, me detuve en un puestecito para adquirir algo consistente con que llenar mi excesivamente alcoholizado estómago. Y allí, súbitamente, degustando un delicioso Pretzel con allioli, tuve la revelación final: la culpa de todo era mía.

¡Era la única explicación! Mi propia excursión al futuro, en un ejemplo de terrible paradoja temporal que volvería loco al mismísimo Dr. Emmet Brown, había provocado la aceleración de un éxodo que ya había empezado en mi propia época. Me senté atribulado, sin dejar de masticar, y repasé las notas de mis anteriores cronodiarios. Efectivamente, en la época en que descubrimos la alteración espacio-temporal que permitió desarrollar la cronotraslación, ya eran patentes los temibles recortes, aunque nadie podía imaginarse su alcance final. Un viaje cien años en el futuro demuestra que esos recortes fueron sólo la punta del iceberg, la muestra de que el rumbo decidido a tomar por los dirigentes de la España del siglo XXI era un viaje sin retorno hacia el estancamiento y el retroceso tecnológico e intelectual. Por tanto, un yo anterior, pionero del viaje temporal, debió de dar la alarma a su retorno de un futuro como el que yo estaba visitando. Esto provocó que los descubridores de dicha tecnología temporal se trasladasen automáticamente a Alemania. Los avances producidos por la posesión de este ingenio distanciaron finalmente a los dos países, y pronto el éxodo fue irrevocable, hasta el punto de llegar a producir lo que he venido a llamar una alemañolización de la sociedad teutona (término mejor explicado y desarrollado en el ANEXO Z.23).

Sólo me resta una cosa por hacer; mía es la culpa, y en mis manos está la solución. Me dispongo a volver no al mismo punto de partida, sino a 2012 (un año antes de descubrirse la alteración espacio-temporal). Una vez en dicha época, enviaré una copia de este cronodiario a un amigo de mis años de facultad; como él en lugar de física estudió biología – una carrera sin futuro alguno –, se dedicaba en esa época a escribir un blog científico-lúdico que será la plataforma perfecta para dar a conocer al mundo los terribles sucesos que he vivido y el aciago destino que espera a la ciencia española y  a toda su sociedad si continúan por la senda que están tomando. Espero que la red transmita esta advertencia rápida y eficientemente, y que mi paradoja quede resuelta, en éste o al menos algún otro universo.  El desarrollo tecnológico que supone la posesión de una tecnología capaz de viajar en el tiempo, así como cualquier otro avance derivado del mismo, no debe traer consigo una brecha social entre países que podrían beneficiarse mutuamente de estos avances.

Una anotación final: no busquen a mi yo actual, presente, futuro ni ninguno de ellos, pues no los encontrarán. En cuanto entregue este cronodiario en 2012, pienso marcharme a una época más tranquila y pacífica. Tengo especial interés en visitar el cretácico tardío y comprobar qué hay de cierto en esos rumores acerca de dinosaurios emplumados.

Fin de las cronoanotaciones.

6 comentarios:

  1. "Recuperado del batacazo sufrido contra un extraño y moderno artilugio regulador del tráfico, decido cerrar la boca, abrir los ojos"-,Sencillamente genial Dr. Litos. jejeje.

    Gran decisión la de este joven investigador de avisar de la situación futura y recomendar seguir luchando por la patria aunque los tiempos sean difíciles.

    Por cierto, ¿Alguien más se da cuenta de que los dinosaurios cada vez parecen más amanerados? plumas de colores, manos cortitas y garricaídas, y ahora plumas de colores....En fin, como encuentren un helecho cretácico de los colores del arco iris me caigo de culo.

    PD: si vuelve a escribir el chico este, desde el cretácico superior, pregúntale por cual es la primera planta con flores...que hay un poco de controversia jeje.

    ResponderEliminar
  2. descojonome sin medida... el que montó el bar seré yo... por eso le salió gratis la juerga... jajajaja que bueno tronco, que bueno.

    ResponderEliminar
  3. Qué grande! Entre la risa y la pena, sé con qué quedarme... quizás con la idea de que quedarse y luchar por lo que nos parece bien es importante, aunque eventualmente haya que salir afuera.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Ahora mismo y cada vez más, la diversidad de culturas y procedencias, de las sociedades, en paises como Alemania, Gran Bretaña, Francia, EEUU y este mismo, entre otros, es ya un hecho. Precisamente estos paises han sido históricamente, los más colonizadores, invasores y expoliadores, por decirlo finamente. El problema real no es la ale-mañooooo-lización, sino la globalización para lo que les interesa, que son los euros. Y ya que estamos en una aldea global, esto no debería servir para poder saquear a distancia, sino para globalizar sanidad, ciencia, educación y cultura allí donde no llega. Y en esa lucha debemos todos andar. Ya se que parece el discurso de una miss, jaja, pero es lo que pienso. No doy para más. Y al final no me he enterado si había parquimetros de la ORA aún, o no.

    ResponderEliminar
  5. Buah, me ha encantado, hacía un porrón de tiempo que había leído la primera parte y recién ahora leo este, la verdad que el final me ha gustado mucho, falta @Paleofreak para que te guiñe el ojo.

    En fin, me gustado mucho ese tramo final de la paradoja, sigue así.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues amigo, cuando lo escribí no sabía si lo continuaría, pero al final estoy a punto de sacar una continuación épica con motivo del XV carnaval de Biología, cuyo tema es precisamente... ¡dinosaurios! No te lo pierdas! ;)

      Eliminar

Como dijo Ortega y Gasset, "Ciencia es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión"...

¡Comentad, por el bien de la ciencia!